ENTREVISTA A SANTIAGO CIRUGEDA
RECETAS URBANAS
"Tras 7 años de trabajo en solitario Santiago Cirugeda montó el estudio Recetas Urbanas en 2003, continuando el desarrollo de proyectos de subversión en distintos ámbitos de la realidad urbana que ayuden a sobrellevar esta complicada vida social. Desde ocupaciones sistemáticas de espacios públicos con contenedores, hasta la construcción de prótesis en fachadas, patios, cubiertas e incluso en solares. Todo ello negociando entre la legalidad e ilegalidad, para recordar el enorme control al que estamos sometidos.”
Entrevista feita por Cláudia Zanatta a Santiago Cirugeda, Valencia, 13-12-2006
Santiago, a partir de tus propuestas de trabajo, ¿cuál es el concepto de espacio público que reivindicas?
Consiste en dar soluciones que den mayores capacidades al ciudadano de intervenir en sus entornos domésticos y públicos. Mi aspiración no es trabajar en la ilegalidad, sino evaluarla. Hacer un espacio público más participativo, menos regulado por las cuestiones de mercado y control administrativo.
Tienes una formación y trabajas como arquitecto. Considerando la hipótesis de que todos tenemos una función social, ¿cuál piensas ser la función social de un arquitecto con relación al uso y apropiación de los espacios en las grandes ciudades contemporáneas?
Para mí, un buen arquitecto es el que busca situaciones de gestión novedosas e independientes, no el que exclusivamente hace concursos y cree que es la única vía de hacer arquitectura. Hay que ser consciente de que las bases de concursos, las necesidades y patologías de la ciudad, las definen otros, los que plantean el concurso, al que casi todos los arquitectos responden con sus edificios más bonitos y emblemáticos. Hay muchos que pueden diseñar arquitectura “interesante” o “bonita” para esos concursos.
Prefiero ponerme en la posición de los que analizan el hecho urbano para proponer. La arquitectura será mejor cuando se involucre mucho más en los problemas sociales y no sea mero decorador de las ciudades que finalmente hacen políticos y promotores.
Hay que trabajar más en los procesos de gestión.
Tu vía de resistencia es por medio del construir, de proponer la ocupación de espacios de una manera muy particular. Tu trabajo, para mí, tiene un poder simbólico muy importante, ya que enseña que podemos cambiar las cosas. Y tu trabajo como visualidad habla de un imaginario con poder de transformación. Con relación a cuestiones de visualidad (soluciones formales), ¿qué aspectos te interesan cuando planeas una construcción?
No me acuerdo quién decía que en el diseño hay una decisión personal que anulaba la decisión democrática en un proceso colectivo….
Sólo puedo decir que en la mayor parte de mis proyectos lo que más importa es la situación que genera y las dimensiones sociales y culturales que replantea, el vestido podría ser otro y funcionar igual de bien. Es como un bichito vestido, da igual lo que le pongas, lo que importa es el bichito.
También reconozco que a veces se nota que estudié arquitectura y se ve un ramalazo de que, además de las otras condiciones reivindicativas, me gusta diseñar y acabar bien las cosas.
¿Podrías comentar un proyecto tuyo que haya fracasado? ¿Cuándo consideras que un proyecto tuyo ha obtenido éxito?
“Realmente, después de 10 años, he podido evaluar el fracaso de muchas de estas propuestas, no por la viabilidad de las mismas, que quedan demostradas por la realidad de todas las acciones, sino por encontrar con una entramado social acomodado aceptando una ilusión de libertad, y sin buscarse compromisos con algo que le genere posibles problemas.
De toda formas, ahora paso por un momento mágico donde he encontrado a gente que ha decidido crear nuevas cooperativas de viviendas, además de dos proyectos en los que alumnos de 4 escuelas van a construirse sus propias aulas y zonas de trabajo, más allá de oposiciones institucionales. Es maravilloso encontrar a gente que quiere modificar cosas, eso, ya te contaré cuando se hagan. Hemos desmontado un edificio, transportado y vuelto a montarlo con otro diseño, está hecho por alumnos y será autogestionado. Lo acabamos este enero, ¡ole!”.
¿Qué tipo de cambios sociales tus trabajos ya generaron o pueden generar?
Mayor participación ciudadana, creando mecanismo de uso público, no privado, como es la tendencia normal, la de privatizar el uso del espacio público para controlarlo y no dejar opción de usos espontáneos.
Tus proyectos ahora son aceptados en distintos sistemas (instituciones privadas contratan tus proyectos, museos). ¿Qué ha cambiado con relación a la aceptación de tus propuestas desde que empezaste a trabajar? ¿Es más fácil (en el sentido de recibir apoyos) realizar tus proyectos ahora? Y, ¿cómo ves la circulación de tus propuestas de resistencia en lugares que, muchas veces, no están muy interesados en cambiar situaciones de poder?
El 90 % de los proyectos los he hecho por cuenta propia, en el libro Situaciones Urbanas que saco en enero cuento 14 proyectos, hechos desde papeles de: vecino, ciudadano, desobediente civil, artista, estudiante, arquitecto, etc.… Las veces que me he servido del arte (mad 03, Bienal de Moscú) han sido para usar un dinero para un proyecto prefijado con anterioridad y a la espera de desarrollarse con cualquier dinero, desde conseguido por clase, construcción de maquetas, o escarceos con el arte. El problema del arte es que permite que un artista haga algo en la calle porque un museo le pide un permiso en virtud de su currículum. Un ciudadano no podría hacer lo mismo, por eso yo busco herramientas que cualquiera pueda llevar a cabo, viene en la advertencia de la web, y en el libro Situaciones Urbanas. Además, todos los proyectos han salido en recortes de prensa en páginas de sucesos o crónicas urbanas (aparte de revistas especializadas…que las leen menos gente).
La relación con cada institución es muy particular, vinculada a un contexto especifico, pero ¿hay aspectos que podrías identificar como que se están repitiendo en el trato con las diferentes instituciones públicas a lo largo del tiempo con relación a tus propuestas?
Evaluar los sistemas normativos existentes y que regulan nuestra convivencia social creo que es una labor necesaria, tanto como arquitecto como ciudadano. En mi caso, y en mi propio país, he tenido que llegar al límite de la legalidad para plantear situaciones que mejoren la participación ciudadana en el proceso urbano. Por todos es sabido que lo que es legal ahora puede ser ilegal en un futuro próximo, y al contrario. La sociedad debe conocer estos soportes, y dentro de la profesión también redefinir las pautas de proyecto a través de estos vacíos legales o propuestas de ordenación. En Europa tenemos grandes soportes legales, su incumplimiento produce mucho temor a las administraciones públicas, pero hay que replantearse su buen funcionamiento con relación a la sociedad que representa. Curiosamente la administración incumple muchos de los soportes legales que han redactado.
En el contexto latinoamericano hay una mayor informalidad urbana y unas condiciones económicas que han marcado mucho el desequilibrio social. Se han asumido con mayor normalidad situaciones ilegales, por la incapacidad de los poderes públicos en dar unos mínimos de vivienda, empleo, equipamientos y asistencia a mayores grupos de población. Trabajar con estas condiciones exige un trabajo desde lo particular importante, pero que están sujetos a unas condiciones globales económicas y culturales que no facilitan el cambio.
En mi caso he recibido ofertas de trabajar en algunos países que no conozco y ni puedo conocer en periodos tan cortos de tiempo, y he renunciado a los mismos. Sigo sin entender la fascinación y soberbia de algunos arquitectos de pensar que con su formación son capaces de afrontar cualquier situación urbana.
¿Por qué los ciudadanos, de una manera general, en España, parecen no conseguir o incluso interesarse en actuar y decidir sobre el uso del espacio público?
Cada proyecto cuenta una estrategia particular, unas de autogestión y otras de participación, dos conceptos distintos. Su difusión en mass media, mi libro o mi web han pretendido encontrar ciudadanos cómplices, que ven en los proyectos ejecutados situaciones posibles, pero que exigen un compromiso personal o comunitario de estudio, búsqueda y gestión de los recursos que tiene alrededor. También puede ocurrir que descubras que la población esté tan domesticada y tan acomodada, que te haga pensar que tenemos en Europa una sociedad cada vez más estúpida. Las razones de esta domesticación son muchas, culturales, económicas, etc., pero es una realidad.